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Se derrite el poder adquisitivo de la clase media y de los jubilados y economistas ya hablan del “Plan licuar ingresos”

A casi dos meses de gestión, el presidente batalla para sacar adelante su ley ómnibus mientras la clase media ve cómo la plata no alcanza y los jubilados caen en la pobreza de a miles.

Cuando falta una semana para que se cumplan dos meses de mandato de Javier Milei, los economistas más escuchados en el mundo empresarial advierten que por ahora la estrategia fiscalista del plan en marcha provoca sobre todo una feroz licuación del poder adquisitivo de la población, con especial acento en los sectores medios y los jubilados y pensionados.

“Por ahora el programa se llama licuar”, disparó la directora ejecutiva de la consultora Eco Go, Marina Dal Poggetto, una de las economistas más escuchadas por el establishment empresarial y financiero, rebatutizado “círculo rojo” por el expresidente Mauricio Macri.

Para Carlos Pérez, de la Fundación Capital -la entidad fundada por Martín Redrado-, el primer semestre será “muy malo en actividad económica”. Incluso, señala que “ya está jugado, tanto en la aceleración de la inflación como el incremento de la recesión”. Mientras el poder adquisitivo cae en picada, el gobierno aún no convocó al Consejo del Salario.

Analistas advierten que la falta de actualización de los salarios ya está provocando una caída en el consumo de alimentos, bebidas e higiene y tocador, los rubros claves que le toman el pulso al consumo. En enero, el consumo en cantidades habría caído entre 10% y 18% según el rubro, y se nota un trasvasamiento típico hacia las segundas marcas, en tren de hacer rendir un poco más la plata.

A esto se suma que sectores medios están cayendo en la pobreza a un ritmo impactante, que se empieza a notar en los cientos de comedores sociales que hay en el país, con epicentro en el conurbano bonaerense y la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, como Villa Soldati, donde sobresale el enorme crecimiento en la cantidad de gente que asiste a Los Piletones, el emblemático comedor fundado por Margarita Barrientos. “Cada vez vienen más familias que se nota es la primera vez que concurren a un comedor. Y no muchas veces no damos abasto con las viandas y hay gente que se quede sin comer”, le contó Barrientos a Noticias Argentinas.

Según la consultora Ecolatina, dada la inflación esperada para los primeros tres meses del año –que podría desacelerarse, pero no bajaría de los dos dígitos mensuales– “para que el poder adquisitivo no se erosione los salarios deberían correr al mismo ritmo”. Pero la carrera contra los aumentos empieza tarde: “Solamente el salto de inflación en diciembre dejará pérdidas del orden del 10% en términos reales”, estima.

Hay gremios que lograron un reacomodamiento salarial que acompaña la inflación, como bancarios, comercio, aceiteros y otros, pero numerosos sectores se están quedando muy atrás con el poder adquisitivo.

A eso se suma que las empresas incorporan cada vez monotributistas, que no perciben ni aportes previsionales, ni a la obra social, y en muchos casos la relación laboral se cristaliza y pasan años sin que los efectivicen o blanqueen.

Para Ecolatina, la inflación podría desacelerar como resultado de una demanda agregada débil, que será la consecuencia, principalmente, de un desplome del poder adquisitivo. En este contexto recesivo, “la amenaza del desempleo y una eventual apertura comercial podrían ser ingredientes en esta dirección, ya que podrían mantener a raya las demandas de recomposición de algunos sectores”.

Para el economista Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, la economía a la baja impulsa también la “pérdida de poder de negociación” de los asalariados.

“Con salarios más bajos cae la masa salarial y la demanda agregada se vuelve menos dinámica, con lo cual puede llevar a menor nivel de actividad si es que no es compensado por demanda de exportaciones y/o inversión”, explicó Lorenzo.

Para la economista Natalia Motyl, usar la estrategia de la licuación de ingresos para bajar los precios “ha demostrado ser ineficaz en los programas de estabilización, porque puede conducir a una disminución considerable en los salarios reales y en el poder adquisitivo de los trabajadores. Esto, a su vez, podría provocar una contracción en el consumo, afectando incluso la compra de alimentos básicos y bebidas, además de bienes duraderos”.

El consumo cae en picada.


Una muestra de la caída que los salarios vienen experimentando frente a la inflación es la disminución de la compra de bienes de consumo masivo que registraron consultoras como Focus Market. Para la primera quincena de enero su estudio estimó que cayó 18% si se lo compara con el mismo periodo del 2023.

Por ahora el salario mínimo –que se utiliza como referencia para calcular jubilaciones, Asignación Universal por Hijo o las becas Progresar– se mantiene en $156 mil desde diciembre. La inflación fue del 25,5% ese mismo mes. Y se proyecta al 20% para febrero. El acumulado en los primeros dos meses de gobierno de Milei arrojará un 50% de suba en el costo de vida, frente a una buena parte de salarios que no se movieron.

Por su parte, Dal Poggetto advierte que “hay una mega licuación del gasto público provocada por la propia aceleración inflacionaria”.

“La pregunta es cuán rápido la inflación puede empezar a moderarse. Enero apunta a un 20%/21%. Podrías estar en la zona de un dígito recién para abril o mayo, pero faltan las tarifas, reacomodar precios y ver qué pasa con las paritarias”.

Y explicó que el financiamiento monetario el gobierno “lo está cortando con impuestos extraordinarios y con una mega licuación del sistema previsional, mandando por debajo de la línea de la pobreza a la mitad de los jubilados”.

(Fuente NA)

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