Más de 20 mil niñas, niños y adolescentes desarrollan procesos creativos y dejan volar su imaginación a través de las artes visuales, la música, el teatro, la literatura y la danza, disciplinas que se dictan en las escuelas públicas de Educación Estética de la provincia de Buenos Aires.
Actualmente, 21.094 estudiantes asisten a las 70 escuelas de educación artística que existen en territorio bonaerense desde hace medio siglo, y desde la Dirección General de Cultura y Educación afirman que en poco tiempo se crearán nuevos establecimientos en distintos municipios porque “se busca cumplir ese derecho de acceso al arte”.
Las escuelas de Estética fueron creadas en 1972 como proyectos experimentales con el propósito de estimular el aprendizaje artístico de las y los niños. Las primeras fueron en La Plata y La Matanza.
Con el tiempo, esas experiencias se consolidaron como proyectos pedagógicos, se instalaron en el sistema educativo provincial y se replicaron en el territorio bonaerense. Hoy, son instituciones públicas, estatales y gratuitas en donde se dictan clases a contraturno de la escuela obligatoria y a las que asisten estudiantes de entre 5 y 18 años.
Allí, las y los alumnos desarrollan procesos de aprendizaje sobre diferentes lenguajes del campo del arte. Los primeros años, las y los chicos participan de clase en la totalidad de esas disciplinas entre 2 o 3 veces por semana y, luego, desde los 10 y hasta los 18 años, la oferta educativa se amplía y se dicta a través de talleres.
En esa instancia los estudiantes pueden elegir y definir de acuerdo a sus intereses la participación en proyectos más específicos como conjunto vocal e instrumental, coro, composición musical, escritura, cómic, guion, literatura, historieta, dibujo y pintura, grabado, arte textil, muralismo, arte digital, escultura, video, edición de video, fotografía y fotoperiodismo.
También dictan talleres de videoclip, experimentación videográfica, stop motion, escenografía, maquillaje, iluminación, artes escénicas, actuación, vestuario, circo, acrobacia, danza aérea, murga, arte urbano, danza y coreografías, danzas folklóricas y danza contemporánea.
“Los propósitos de estas escuelas son garantizar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los diferentes campos del conocimiento artístico y ayudar a la formación ciudadanía desde una perspectiva de derechos”, subrayó la subsecretaria Bracchi, y especificó que también buscan “propiciar proyectos pedagógicos con diversidad de abordajes que contribuyan a una formación en educación artística de calidad”.
En ese sentido, Silvina Ortega, directora de la Escuela de Educación Estética N° 1 María Inés Zuccarelli, a la que asisten más de mil estudiantes, explicó que el establecimiento “tiene una propuesta pedagógica sólo en enseñanza y aprendizaje de lenguaje artístico”, y destacó que allí “no sólo se les abren nuevos universos simbólicos a las y los chicos, sino que encuentran el arte un canal de expresión muy importante”.
“Nuestro propósito no es formar artistas sino brindar una formación integral en lenguajes artísticos, valores y hábitos de trabajo. Son saberes que permiten modificar la realidad desde un juicio crítico y un pensamiento divergente a partir de una mirada solidaria, inclusiva y colaborativa”, remarcó la docente.
Ortega, que trabaja en la escuela desde hace 20 años, destacó que los 46 profesionales que allí se desempeñan “además de docentes, son artistas y eso aporta un plus”.
Enfatizó que en la institución “ellos transitan por vivencias de vinculación directa con elementos y herramientas de cada lenguaje”, y añadió que “en sus trayectorias amplían su capacidad de abstracción y transfieren sus saberes de un lenguaje a otro: de música y expresión corporal a teatro; de literatura a dibujo”.
Télam recorrió las instalaciones de la antigua casona ubicada en el centro platense en donde, en un aula, la profesora de literatura les pedía a los niños que sacasen al azar de una bolsa palabras recortadas del diario para inventar una historia con ellas. Al lado, en el espacio donde se dictaba expresión corporal, cada alumno elegía cómo atravesar una ronda: con la cola en el suelo, a saltos o arrastrados.
Los niños y niñas cuentan su experiencia
Allí, Camila Pilkowicz (9), quien asiste desde los 6 años, contó: “Lo que más me gustó hasta ahora fue un proyecto de Literatura en el que creamos una historia, luego la dibujamos y eso se pasaba por la lente de una cámara de fotos hecha por nosotros”.
Su compañera, Helena Scoppa (9), contó que le fascinó “hacer tazas en cerámica” y que “adora” tocar instrumentos. “Hoy practicamos El Tesoro, de El Mató, y también Aquella solitaria vaca cubana, de los Redondos. A veces te toca el xilofón, otras el güiro, el tambor o la pandereta”, graficó.
“Es redivertido ir a Estética, es diferente a la escuela común. Ahí no estudiás. Es una escuela de arte: podes dibujar, bailar y actuar. Te enseñan cosas creativas y con mucha libertad”, resumió Camila, y Helena acotó que “no toman exámenes, y lo mejor es que todo está relacionado con la imaginación”.
Mientras tanto, en el salón de música sonaba “Hey Jude”, de Los Beatles, y los chicos y chicas hacían el acompañamiento con distintos instrumentos. Cerca del patio, en Plástica Tridimensional, los nenes pintaban sus trabajos hechos con arcilla y, un piso más arriba, otro grupo cortaba tiritas de colores con relieves en papel.
En la sala de teatro, un proyector reflejaba en la pared una foto de las Islas Malvinas y tres nenas buscaban el modo de resolver el final de una improvisación; mientras niños de otro curso bajaban las escaleras mostrando los “susurradores” que hicieron y decoraron con tubos para contarse al oído -y en voz muy baja- poemas, leyendas y cuentos.
“Desde chiquito me interesé por el arte y sentí que era el momento de aprender lo que siempre me gustó hacer, y por eso vengo a esta escuela desde los 6 años”, aseguró Leopoldo Espinilla (10), quien concurre a los talleres de Fotografía, Sonido digital, Video e Historieta.
“La escuela es un lugar donde te podés sentir libre de aprender y hacer lo que más te gusta. Este lugar va a ser una marca importante en mi vida para siempre”, prosiguió y añadió que en su paso por la institución una de las experiencias que más disfrutó es haber hecho “teatro para ciegos”.
Celina Echazarreta (11) describió que asiste a Estética desde hace cinco años, período en el que aprendió “muchas cosas” ya que sus docentes ayudan a los alumnos “a ser nosotros mismos y a descubrir en lo que somos mejores”, y agregó que actualmente cursa Plástica tridimensional, Danza Aérea y Fotografía.
A través de una propuesta diferente, las escuelas de Estética se consolidan en suelo bonaerense como lugares que permiten a los niños, niñas y jóvenes establecer relaciones sensibles con la realidad, lograr la democratización de la cultura, favorecer la inclusión, brindar otros horizontes culturales y adquirir nuevos saberes y aprendizajes.