Como forma de acercar la experiencia de lectura a través de libros usados, a precios accesibles y para resaltar el papel crucial de las y los libreros, 34 librerías de usados se reúnen en la segunda de la Fiesta del Libro Usado (FLU) este sábado y domingo entre las 12 y las 19 que tendrá lugar en la Plaza del Lector -contigua a la Biblioteca Nacional, en el barrio porteño de Recoleta- luego de un éxito rotundo en su primera edición.
Las librerías de usados traerán consigo una selección de sus títulos más destacados, desde clásicos hasta las joyas literarias más difíciles de encontrar. Son aquellas librerías tradicionales de Parque Centenario, Rivadavia o Plaza Italia y también las de calle Corrientes, que albergan entre sus paredes ejemplares que parecían inhallables. ¿Cómo es el recorrido de un libro usado previo al encuentro con su lector?¿De qué manera abandona la intimidad de una biblioteca para moverse por un nuevo circuito literario?
Patricio Rago, autor del libro “Ejemplares únicos” y propietario de Aristipo Libros, está detrás de esta propuesta y cuenta a Télam cómo circulan los libros usados en el centro porteño y de qué se trata este objeto que reluce por combinar lo económico, lo inesperado y lo romántico.
“Por lo general el recorrido es siempre el mismo: un lector compra libros a lo largo de los años, va armando esa cosa hermosa y mágica que es una biblioteca. Los acomoda, los agrupa, cada tanto los mira con amor, esos libros le evocan momentos de su vida, amigos, parejas, sensaciones. Quizás, en algún momento decide desprenderse de algunos libros, o porque ya no tiene espacio, o porque se muda a un lugar más chico. Y después, cuando muere, lo hacen sus hijos por él. En todos los casos aparece el librero de usados”, describe Rago.
En ese trayecto, los libros usados desprenden historias: se puede encontrar en ellos marcapáginas, flores disecadas, cartas o postales y también subrayados, pliegues en las páginas o dedicatorias. Rago encuentra estos hallazgos apasionantes. “Mucha gente me escribe contándome que encontró un recorte de diario, una carta, una foto, o un boleto de tranvía en el libro que se llevó. Le encanta. Posta que flashea mucho. Yo creo que a veces siente que ese papelito lo interpela directamente. Como si un orden oculto del universo hubiera puesto ese papelito ahí para él. Hermoso”, dice.
“Los subrayados también son un flash, porque leer un libro subrayado y anotado, implica escuchar, de alguna manera, la voz de una persona que muchas veces uno ni conoce. Y ahí medio que se arma como una complicidad, uno se ríe de los comentarios, coincide con muchos de esos subrayados, o se pregunta por qué subrayó tal cosa, tal otra, no lo entiende” y agrega: “Es espectacular”.
Una vez en la librería de usados, otros lectores adquieren esos libros y, según cuenta Rago: “el ciclo se repite, una y otra vez”. Pese a que se podría pensar que el aumento del precio del papel pudo haber tenido un correlato en la compra-venta del libro usado, para Rago esto no se daría así. “No sé si hubo una ampliación en el mercado del usado, me inclino a decir que no. Hasta diría que todo lo contrario”, plantea el librero y explica el panorama: “Hace años que las librerías de usado vienen cerrando. Quedan cada vez menos. Algunas en calle Corrientes, pocas en el centro, San Telmo, los parques… Y si bien abrieron otras en algunos barrios y hay varias que adoptaron la virtualidad, a mí me da la impresión de que son menos que antes”.
“Es un poco por esto que hago la FLU, para que la gente vuelva a comprar usados como en otras épocas, para que los descubra, los conozca, sepa que existen, que son más baratos y que se consiguen cosas inhallables y ediciones que son joyitas”, cuenta sobre las motivaciones de esta feria que se traslada en su segunda edición del espacio cultura Plataforma Nave a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, indiscutido punto de encuentro literario.
Sobre esta nueva sede, el librero asegura: “Este año redoblamos la apuesta. Que la FLU se haga en un lugar icónico de la ciudad como es la Biblioteca Nacional, posta que es un gol de mitad de cancha”.
Juan Pablo Correa está detrás de la librería de usados Mastronardi. Como buen librero, observa a sus clientes: “Hay de todo, los que buscan libros que no están en las librerías, los que juntan los mangos para comprar un libro que necesitan y hay quienes buscan conversar con los libreros”, describe Correa.
En este último período, Correa cuenta los libros que adquirió: “Varios de Lee Child, dos de Patricia Highsmith, uno que buscaba hace mucho de Dickson. Carr, ‘El hombre hueco’, los últimos de Claudio Iglesias y el ‘No arredran’, de Alan Courtis y Pablo Katchadjian”.
“Pero voy a la feria también a buscar libros que me obsesionan”, advierte el librero. Hace unos años Correa vendía los libros por Mercado Libre pero abandonó esa plataforma. “Me cae antipático ML, no tuve una buena experiencia con ellos. Las ferias son un lugar de encuentro y estamos por abrir una librería vivero en Zapiola, partido de Lobos”, cuenta.
Para Correa, la primera Fiesta del Libro Usado “fue genial”. Y esta promete. “Las personas que leen son mucho más interesantes, y algunos de los libreros que estarán son conversadores fascinantes, la conversación libresca es una de las facetas del diamante que es la movida cultural de Buenos Aires”, dice contundente.
Bajo el lema “Leer es una fiesta”, el encuentro contará con la participación de autores y autoras como Dolores Reyes, Martín Kohan, Fernando Noy y Emilio García Wehbi, entre otros.
La apertura estará a cargo de la voz de Alejandra Kamiya, quien deleitará al público con una lectura de poesía japonesa el sábado a las 14 para a las 15, dejarle el lugar a Emilio García Wehbi que explorará el concepto clásico de utilidad en su charla “Vida y muerte”.
El sábado a las 16, en tanto, será el turno de Martín Kohan, quien profundizará en la formación de lectores; y, para cerrar la jornada, a partir de las 17, el Trío Miau ofrecerá un show de música en vivo.
A partir de las 14 del domingo , Silvia Castro y Gabriela Franco serán protagonistas de un espacio de lectura de poesía, mientras que, a partir de las 17, lo hará Fernando Noy.
Para el domingo 10 a las 17, en el cierre del evento, el grupo Urraka presentará “historias musicalizadas con objetos reciclados”.