Autoridades de universidades públicas coincidieron este miércoles en destacar como un hecho “inédito” la creación de la Diplomatura de Salud Mental Comunitaria, “ya que posibilita “unificar experiencias”, afirmaron, y adelantaron que esa materia se dictará desde fines de septiembre en diez universidades nacionales y una provincial a partir de una propuesta del Ministerio de Salud de la Nación, según se informó en el marco del Primer Encuentro Nacional de Salud Mental que se desarrolla en Tecnópolis.
“Hace un año y medio empezamos a conversar con el Ministerio en un proyecto académico de una Diplomatura en Salud Mental Comunitaria universitaria. Propusimos articularlo a través de una Red Interuniversitaria en Salud Mental para que sea efectivamente federal”, dijo Alejandro Wilner, director de la Carrera de Especialización en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y consideró que se trata de una “experiencia inédita en el país” ya que “nunca antes una red articuló tanta diversidad”.
La Diplomatura, que comenzará el 27 de septiembre, presenta un abordaje interdisciplinario, integral, articulado y con perspectiva de derechos.
Entre sus objetivos, se propone apoyar los procesos de transformación de los modelos de atención y de gestión en salud mental, fortalecer las competencias de las y los trabajadores del sistema público de salud y promover la implementación del modelo de la salud mental comunitaria como estrategia para la sustitución del modelo manicomial.
La UNLa es responsable del diseño y formulación del programa académico de la diplomatura, en articulación con diez universidades del país, tales como la de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Rosario, Entre Ríos, Misiones, Tucumán, Córdoba, Río Negro y Chubut.
Se da en el marco de la Estrategia Federal de Abordaje Integral de la Salud Mental del Ministerio de Salud, y para dar respuesta al artículo 33 de la Ley Nacional de Salud Mental en el que se indica “desarrollar recomendaciones dirigidas a las universidades públicas y privadas para que la formación de los profesionales en las disciplinas involucradas sea acorde con los principios, políticas y dispositivos que se establezcan en cumplimiento de la presente ley”.
“La Salud Mental Comunitaria asume que el padecimiento mental es parte de la vida cotidiana. No es una enfermedad, es un padecimiento que nos acompaña así como nos acompañan otras características que tenemos en nuestra vida diaria”, explicó Wilner a Télam.
En este sentido aclaró que el abordaje del padecimiento no se hace desde el encierro y tampoco son individuales en consultorios u hospitales sino “en el ámbito comunitario, en el barrio, en el club, en la inclusión escolar y en el trabajo”.
“La idea es formar gente con ética, con una actitud y con un compromiso ideológico en cuanto a las leyes que nos gobiernan. Por eso desde el vamos entienden lo que es la salud mental comunitaria y los consumos problemáticos”, indicó a Télam Mirta Elvira, docente e investigadora de la Universidad de Rio Negro (UNRN) y fundadora del Centro Cultural Comunitario Camino Abierto, del Hospital Zonal Bariloche.
Desde 1984, la provincia de Rio Negro comenzó a “descentralizar recursos” y en 1988 “logró cerrar un manicomio para reconvertirlo en un hospital general”, y en 1991 sancionó la primera ley en la región de salud mental (la N° 2440), conocida como “Ley de desamnicomialización”, explicó Elvira.
La Universidad de Lanús, por su parte, adoptó el abordaje comunitario en la salud mental desde 1996 -cuando se creó la institución- de la mano del médico, psicoanalista e investigador Emiliano Galende al crear la maestría en salud mental comunitaria.
“Tenemos la oportunidad de co-construir juntos una mirada de formación de nuestros profesionales desde el paradigma de derechos humanos. La fuerza surge de aprender de las unidades académicas que ya están haciendo algo”, señaló Xavier Oñativia, prosecretario de Salud Mental de la Universidad Nacional de La Plata.
A lo largo del encuentro también se presentaron experiencias enmarcadas en el Convenio de Cooperación entre los ministerios de Educación y Salud, firmado en mayo de este año.
“El convenio tiene tres ejes: la creación de espacios de escucha en las universidades, en aporte del Ministerio de Educación en material comunicacional sobre la escuela como espacio de cuidado y protección de derechos y la formación de docentes”, indicó a Télam Andrea García, secretaria de Cooperación Educativa y Acciones Prioritarias del Ministerio de Educación.
En este sentido, al volver a la presencialidad, la Red de Bienestar Universitario y Espacios de escucha, que forma parte de la Red Interuniversitaria observó “distintas problemáticas concretas relacionadas a la salud mental” y solicitó una reunión con el Ministerio de Salud para abordar el tema.
Así es que desde la cartera de Carla Vizzotti se propició un dispositivo “con varios enlaces a números telefónicos y contactos de todo lo vinculado a la salud mental que se pueda aprovechar”, dijo a Télam Pamela Wasinger, coordinadora ejecutiva de la Red.
También se llevarán adelante capacitaciones para los equipos de gestión de las áreas universitarias de Bienestar, el “primer eslabón donde los estudiantes ingresan para contar los que les pasa”, indicó Wasinger.
A partir del convenio, las universidades, conforme a sus propias necesidades, pueden articular con las carteras de Salud y Educación para crear espacios de primera escucha como la Consejería en promoción de derechos en salud y género de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) o Sociales escucha, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Durante los encuentros, que fueron moderados por la doctora en Salud Mental Comunitaria María Marcela Bottinelli y la psicóloga Diana Broggi, también participaron la secretaria de Extensión Cultural y Bienestar Estudiantil de la UNA, Cecilia Tosoratti; la decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Ana Arias; la coordinadora del Área de Salud Mental Pública y Comunitaria de la Facultad de Psicología Universidad Nacional de Mar del Plata, Cecilia Bustamante y la decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán, Silvia López de Martín.