La propuesta de suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras el argentino Jorge Bergoglio es Papa, expresada el miércoles durante el cierre de campaña de La Libertad Avanza (LLA), generó críticas de las autoridades de la Iglesia católica en el país y de referentes políticos, tanto de Unión por la Patria (UxP) como de Juntos por el Cambio (JxC).
La iniciativa fue impulsada por el economista Alberto Benegas Lynch, quien pidió “cortar relaciones con el Vaticano” al hablar el miércoles por la noche en el acto de cierre de campaña del candidato a presidente de LLA, Javier Milei, en el estadio Movistar Arena del barrio porteño de Villa Crespo.
“Por consideración y respeto a mi religión católica creo que habría que imitar lo que hizo el presidente Roca y suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras allí prime el espíritu totalitario”, afirmó Benegas Lynch, quien es calificado por Milei como “un prócer del liberalismo”.
Si bien el propio Milei y su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, tomaron distancia de esas afirmaciones, al señalar que fueron “a título personal” de Benegas Lynch y que “sería de una irresponsabilidad enorme” tomar una decisión de ese estilo en caso de ganar las elecciones, la propuesta generó reacciones contrarias en religiosos y referentes políticos de distintos sectores.
Así se pronunciaron el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva; el obispo de San Francisco (Córdoba), Sergio Buenanueva; el sacerdote de Opción por los Pobres José María “Pepe” Di Paola; el canciller Santiago Cafiero; el embajador argentino en Suiza, Gustavo Martínez Pandiani; la candidata presidencial de JxC, Patricia Bullrich; el presidente del bloque radical de la Cámara de Diputados, Mario Negri; la diputada nacional por CABA, Victoria Morales Gorleri; y la secretaria para la Igualdad de Género y Asuntos Institucionales porteña, Carmen Polledo.
Cuestionamientos desde la Iglesia
El arzobispo de Buenos Aires dijo en declaraciones a radio Perfil estar “azorado y sorprendido” con la propuesta del economista y llamó a “no dejar el Evangelio en la puerta del cuarto oscuro”.
“Lo escuché y quede azorado, sorprendido, en un momento en el que tratamos de pedir una Argentina unida”, expresó García Cuerva y manifestó: “Nos encontramos azorados con este cierre de campaña en el que propone alguien en nombre de ‘mi religión católica’, debe tener una religión privada, propia”.
“Para los católicos la figura del Santo Padre, más allá de quien sea porque convencidos estamos de que acá interviene el Espíritu Santo, no es solamente una autoridad sino que es nuestro pastor, nuestro referente universal”, señalo y sostuvo que como argentino le “asusta” que “en nombre de la libertad podamos aplaudir romper relaciones, quebrar vínculos, dejar de tender puentes”.
El arzobispo de La Plata, en tanto, dijo a Télam radio que las declaraciones de Benegas Lynch (hijo) “son lamentables, desacertadas y reflejan una vez más una profunda actitud de intolerancia por parte de ese espacio político que no respeta ni entiende en el marco de la diversidad la realidad de la Iglesia católica como arte de la historia argentina”.
Mestre destacó que la Iglesia tiene en la Argentina “una identidad clara de trabajo por el bien común en la democracia” y un “compromiso” para con los “más pobres y postergados, sin una visión ideológica sesgada sino desde una perspectiva evangélica”.
El arzobispo platense resaltó la necesidad de valorar y ponderar el voto “como un acto libre y soberano” porque, a la hora de elegir, “somos todos iguales” y sostuvo que “el voto de cada uno vale, desde el más conocido al menos conocido. Y esto es un valor importante”.
Además, advirtió que hay que cuidar “el sistema democrático” teniendo presente “las deudas que tiene el ejercicio de la democracia” y aclaró: “No la democracia en sí, sino el ejercicio que a veces es limitado”.
“Las situaciones de pobreza, de indigencia son valores para tener presente” a la hora “del voto el próximo domingo en las elecciones nacionales”, expresó, instó a “privilegiar siempre a los más pobres y marginados” en la sociedad y le asignó un rol clave al Estado para, “como lo hacemos en la familia”, cuidar siempre “a los más desfavorecidos”.