Si el cargador se deja conectado a la corriente eléctrica 16 horas, aunque no esté el dispositivo, devengaría unos centavos en la factura, pero lo peor es que daña al medio ambiente.
Un cargador que se enchufa a la red, sin estar conectado a ningún celular o tablet, consume una media de 0,00002 kWh y, aunque en la tarifa de luz su costo es tan ínfimo que ni se nota, sí contribuye a aumentar la emisión de gases de efecto invernadero, generando un gran impacto ambiental.
Si en promedio pasa 16 horas con la ficha en el tomacorriente, a las que se les restan las horas normales de sueño en que se deja el celular cargando, el consumo anual se estima en 0,12 kWh.
Un teléfono móvil necesita una potencia de hasta 5 watts (0.005 kW) a 10 watts (0.010 kW), dependiendo de las potencias y el modelo del artefacto, el cual se puede visualizar en la batería o en el manual del producto.
Teniendo en cuenta que un smartphone se suele cargar entre una y dos horas, una carga completa requeriría de entre 0.0095 kWh a 0.020 kWh.
Todo suma cuando se le agregan los llamados consumos vampiro, que incluyen la televisión, la computadora, el microondas o la consola, también apagados pero enchufados.
Se añaden otros daños colaterales, como que, cuanto más tiempo se mantenga funcionando un dispositivo conectado a la red, menor será su vida útil, incluso cuando este uso sea en modo pasivo.
La carga en hora de sueño
La mayoría de los usuarios cargan el celular cuando se van a dormir, ya que es el momento en que no lo van a usar.
Sin embargo, una vez completada la carga, el aparato continúa enchufado a la corriente.
Al mismo tiempo, según empresas como Samsung, si el cargador es malo puede llegar a calentarse, lo cual también es perjudicial para el dispositivo.
Las tarifas, despojadas en gran parte de los subsidios, se hacen notar en los presupuestos hogareños, por lo que no dejaría de estar de más tener en cuenta el gasto de electricidad en nuestra rutina y acostumbrarnos a llevar a cabo pequeñas acciones que, a la larga, pueden ser beneficiosas y fomentar un modo de vida más sostenible.
Medidores
No obstante, los cargadores de móvil movieron tan imperceptiblemente el medidor que al final de mes o se terminan abandonando las prácticas de ahorro y se los deja enchufados todo el día, o se archivan en el espacio virtual de cada uno para atesorar satisfacciones.
Hoy en día la mayoría de cargadores son inteligentes, es decir, cuando la batería está cargada dejan de consumir.
Un cargador móvil cuenta con diferentes circuitos integrados que reciben el alto voltaje que proviene del tomacorriente y lo convierte en valores mucho más bajos, con los que puede operar un móvil.
El proceso nunca para completamente de funcionar, ni cuando el móvil está cargado, ni cuando lo desconectamos, pero la cantidad de energía que circula en esos momentos por la bobina es mínima, consumo éste que se conoce como “fantasma”.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), en España, estimó que cada hogar consume unos 300 kWh de electricidad al año y entre el 7 % y el 11 % corresponden al consumo fantasma.