Las sucesivas modificaciones en las fórmulas de movilidad perjudicaron a la clase pasiva.
Los jubilados y pensionados representan el sector que más ingresos perdió frente a la inflación.
El gasto previsional es el principal rubro en la caída del gasto público total en lo que va de 2024 y los haberes jubilatorios acumulan una pérdida promedio del 45% en los últimos 7 años.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), “el gasto en jubilaciones y pensiones cae como consecuencia de la actualización de haberes por debajo de la inflación, parcialmente compensado por la aplicación de bonos otorgados a los jubilados y pensionados de menores ingresos”.
“El poder de compra promedio de nueve meses de 2024 registra una caída real de 25,2% interanual respecto de igual período de 2023; en tanto, los haberes mínimos (con bonos) perdieron 17,3% interanual”, indicó.
Conclusiones similares arroja el último Informe del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal).
“En el acumulado de los primeros nueve meses, el gasto público nacional base caja bajó $29,5 billones en pesos constantes de septiembre respecto a 2023. Resulta importante analizar la distribución del recorte del gasto público; 14 de los 16 tipos de gastos tuvieron recortes por $30,1 billones en moneda constante, luego 2 de los 16 tuvieron incrementos por $0,5 billones, como resultado el gasto primario descendió $29,5 billones”, señaló.
Dijo que “de aquellos gastos que cayeron, se aprecia que las Jubilaciones y pensiones soportaron el 25% de la reducción total (su participación disminuyó 1 p.p. respecto al mes anterior), la inversión real directa el 15%, las transferencias a provincias el 16%, subsidios a la energía el 11% y salarios y programas sociales el 8%, entre los más importantes”.
Este año, la fórmula de movilidad por inflación se salteó parte de la suba de precios de enero (se reconoció un 12,5% en abril versus una suba de precios del 20,6%) y el bono de hasta $ 70.000 que cobran los haberes mínimos y submínimos se mantuvo congelado al valor de marzo pasado y seguirá congelado durante 2025, según anticipó el Poder Ejecutivo.
Esto último lleva a que, sobre el ingreso total, lo que perciben los jubilados de haberes mínimos y submínimos -5 millones de personas- se ajusten incluso por debajo de la inflación, con pérdidas adicionales a la que sufrieron con Fernández y Macri, de acuerdo con esos estudios.
Además, el ajuste solo por inflación perpetúa las pérdidas de las jubilaciones de los últimos años porque mantiene constante, con un desfasaje de 2 meses, el poder de compra de los haberes.
Y no obtienen ninguna mejora si los salarios reales y/o la recaudación se recuperan por las mejoras de la productividad y de la economía.
Quedan de “por vida” con esta enorme pérdida millonaria acumulada. Por ese motivo, el Gobierno vetó la ley de jubilaciones aprobada por el Congreso y eliminó de la fórmula de movilidad toda referencia a los salarios, a la recaudación o al crecimiento de la economía.
Además, desde el arranque de 2024 los haberes mínimos perdieron el reintegro del IVA por las compras con la tarjeta de débito sobre la cuenta bancaria donde cobran sus haberes. Y se redujeron los descuentos sobre los medicamentos del PAMI.
Si se suma la movilidad desde abril, el bono en octubre debería ser de $ 127.200. Es decir, por el congelamiento del bono, la mayoría de los jubilados y pensionados están percibiendo en octubre $ 57.200 menos, a lo que se agregan las pérdidas intermensuales desde marzo y del aguinaldo sobre el bono (no se computa para el cálculo del aguinaldo).
Este año hasta septiembre, el IPC aumentó un 101,6% mientras el ingreso del haber mínimo más el bono de $70.000 tuvo un incremento de 89,5%: representa una caída del 6% por encima de lo perdido hasta 2023. Los haberes sin el bono aumentaron un 121,9%, con una mejora del 10% en relación al 50% de caída entre 2017 y 2023.