La Coordinación de la Licenciatura en Gestión Ambiental, a través de su Programa de Estudios del Ambiente, lleva adelante el proyecto “Calidad del agua y gestión ambiental sustentable de la cuenca alta y media del río Reconquista”. Este trabajo está a cargo de Luz Padulles y Victoria García, docentes-investigadoras UNM, que en octubre de 2023 dieron inicio a este trabajo para conocer cuál es la calidad de agua en el lago San Francisco -Dique Roggero- de Moreno.
El análisis del lago surgió desde la necesidad de conocer cuál es el estado actual del agua en la cuenca del río Reconquista y su posible uso sustentable. Además, se pretende conocer si este cuerpo de agua todavía conserva su capacidad de autodepuración.
Este trabajo se puso en marcha dada la importancia de conocer los parámetros y valores actuales del agua y compararlos con otro estudio similar realizado hace más de una década. Conocer el estado, funcionamiento y evolución de los cuerpos de agua con los que convivimos resulta primordial para mejorar nuestra relación con el ambiente como comunidad para así poder repensar nuestro rol para actuar en consecuencia implementando los cambios necesarios para conservarlos de la mejor manera posible.
El trabajo comenzó con la extracción de agua y toma de muestras en distintas zonas del lago, en los mismos puntos donde se realizaron las mediciones hace más de diez años por el estudio previo ya mencionado. La idea es poder repetir las campañas de muestreo en las cuatro estaciones del año, teniendo en cuenta los arroyos que desembocan en el Dique Roggero, la naciente del Reconquista y 17 km río abajo para poder tener un panorama completo del comportamiento de los agentes actuantes en un período anual.
La primera campaña de extracción comenzó en octubre de 2023 y las zonas de muestreo seleccionadas fueron seis: a tres de ellas se accede de forma terrestre y a las otras tres mediante embarcación con ayuda de los guardaparques de la Reserva Los Robles. Luego, cada muestra es analizada en los laboratorios de Universidad Nacional de Moreno a cargo de las investigadoras.
En este caso, los cuerpos de agua lóticos, aguas que se mueven en una dirección determinada como ríos y arroyos, son sistemas de una gran complejidad donde se producen numerosos procesos físicos, químicos y biológicos, que se ven afectados cuando ocurre el represamiento de sus aguas, es decir, cuando de forma intencional o no se detiene el flujo normal del agua. Desde un punto de vista ecológico, la presencia de una represa representa una interrupción del cauce fluvial y una discontinuidad que produce numerosas consecuencias sobre el sistema. Esta interrupción en el cauce puede contribuir de forma favorable para restablecer parámetros físicos y químicos a valores anteriores al ingreso de materia orgánica o nutrientes al cauce fluvial, generando así el proceso de autodepuración.
Los resultados preliminares, ya que aún el análisis no han terminado porque resta una toma de muestra, mostraron un deterioro en la calidad del agua y demuestran que si bien el dique aún conserva su capacidad de autodepuración, pareciera ser que no en los mismos niveles de eficiencia que años anteriores.
Esto se debe a que los cuerpos de agua pampeanos, explican las investigadoras, han sido sometidos a un nivel creciente de estrés con el correr de los años debido a los cambios y prácticas en el uso de suelo. La expansión de las prácticas agrícolas y ganaderas a expensas del paisaje natural ha traído como consecuencia el aumento en el uso de fertilizantes y pesticidas, lo que afecta notablemente la condición actual del agua. Esto resulta preocupante debido al rol fundamental que cumplen estos cuerpos de agua urbanos y periurbanos en la calidad de vida de la población.
Los futuros resultados darán un diagnóstico ambiental que será de gran importancia para brindar herramientas que direccionen la toma de decisiones es pos de una gestión sustentable de la cuenca alta y media del río Reconquista. Además, dará lugar a una serie de pautas que permitirán una gestión racional y preventiva de los arroyos que alimentan al embalse, del embalse en sí, y de la biodiversidad que todos sustentan.
“Monitorear estos ambientes es importante porque no solo nos garantiza lugares de recreación o lugares óptimos para poder disfrutar, sino que también nos generan una mejor calidad de vida. Para poder preservarlos es necesario conocerlos y conocer su evolución en el paso del tiempo y ver las consecuencias que los cambios van produciendo en ellos. Debemos saber cómo están, cuál es su estado, qué nutrientes posee el agua, etc. Como profesionales de la universidad pública consideramos que es un obligación y un deber que tenemos para con el resto de la sociedad”, explicó Luz Padulles.