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Supersopa, el desarrollo innovador de la Universidad de Quilmes que enviaron para ayudar a Bahía Blanca


La tormenta que asoló a Bahía Blanca fue el viernes 7 de marzo. A las pocas horas hubo un llamado a la planta de elaboración de alimentos concentrados de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Provenía del Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU), de la Provincia de Buenos Aires. Quería saber si había stock de Supersopa.

Se trata del producto que da nombre al programa de ingeniería en alimentos con compromiso social. Había: así fue como 300 latas partieron directo al sur bonaerense, para servir unos 15 mil platos de sopa nutritiva entre la población inundada.

Cada lata contiene cuatro litros de sopa concentrada, que se traducen en 50 raciones. La Supersopa se elabora a base de hortalizas, carne vacuna, arvejas y arroz.

“Los productos están formulados de manera tal que tengan todos los nutrientes. No sólo hidratos de carbono, que es la composición preponderante de alimentos que se envían a comedores. Tiene lípidos de buena calidad, carnes, dura dos años gracias a un proceso de esterilización fuerte. Son alimentos enlatados, concentrados, con fines sociales. Esto permite fácil manipulación, transporte y almacenamiento, ya que no necesita refrigeración”, describe Anahí Cuellas, biotecnóloga de la UNQ y directora de la planta.

Antes de llegar a Bahía Blanca, la Supersopa estuvo en desastres como las inundaciones en Santa Fe, e incluso en los terremotos de Haití y Chile. El producto nació con esa impronta: ser un alimento nutritivo y de fácil acceso, con el menor costo posible, para ayudar a calmar hambre en situaciones urgentes. Así lo fue desde su creación, en plena crisis de 2002. El proyecto “tiene un pilar académico, uno social y uno productivo”. Una sopa que aprobaría Mafalda.

Tras años sin producir enlatados, la cadena volvió a ponerse en marcha a mediados de 2024. La demanda obligaba. “Estamos empezando a producir con nuestro máximo volumen posible, que son unas cinco toneladas semanales. En este momento hay un pedido de 2000 latas para comedores zonales”, cuenta Cuellas. “Es un termómetro de lo que pasa en la sociedad. Sabemos cómo estamos por las llamadas y los mails que recibimos”.

La sopa elaborada en una planta sostenida por una universidad pública y su donación gestionada desde el Estado se dio en un marco de desfinanciamiento y ninguneo al sector por parte del gobierno de Javier Milei. La semana pasada, de hecho, hubo 48 horas de paro en las universidades nacionales en reclamo por presupuesto y recomposición salarial, tras más de un año de pérdida de poder adquisitivo y renuncias en las facultades de todo el país.

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