Tras la muerte de Francisco, se inicia la sede vacante. El cónclave elegirá a su sucesor bajo estrictas normas de secreto y tradición centenaria.
Con la muerte del papa Francisco, la Iglesia Católica entra en período de sede vacante y se pone en marcha un antiguo y riguroso protocolo para la elección de su sucesor. Este es el paso a paso que marca el camino hacia el nuevo Papa:
- Declaración oficial de la sede vacante
El camarlengo, actualmente el cardenal Kevin Farrell, certifica el fallecimiento del Pontífice y sella su apartamento. Durante este tiempo, queda a cargo del Vaticano, con tareas administrativas y de coordinación. - Llegada de los cardenales a Roma
Los cardenales menores de 80 años deben acudir al Vaticano para participar del cónclave. Son 136 los que actualmente están habilitados a votar. - Nueve días de duelo (novendiali)
Se celebran misas en homenaje al papa fallecido, culminando con el funeral que debe realizarse entre el cuarto y sexto día desde su fallecimiento. El entierro se hace habitualmente en las criptas de San Pedro. - Convocatoria del cónclave
El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, convoca formalmente al cónclave que comenzará entre 15 y 20 días después del inicio de la sede vacante. La misa Pro eligendo Pontifice inaugura el proceso. - Aislamiento en la Capilla Sixtina
Los cardenales electores se encierran en la Capilla Sixtina. Nadie puede tener contacto con el exterior. Se jura secreto absoluto. - Votación
Se requieren dos tercios de los votos. Cada cardenal escribe en su papeleta “Eligo in Summum Pontificem” y el nombre elegido. Hay hasta cuatro votaciones por día. Si no se alcanza acuerdo, se repite el proceso. - Fumata blanca
Cuando se elige Papa, las papeletas se queman con químicos especiales que generan humo blanco. Si no hay decisión, el humo es negro. - Aceptación y elección del nombre
El cardenal elegido acepta y elige su nombre papal. Luego es llevado a la Sala de las Lágrimas para revestirse. - Anuncio al mundo
El cardenal protodiácono anuncia: “Habemus Papam”. El nuevo Papa aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro y da su primera bendición Urbi et Orbi.