Con la intención de contener los aumentos y bajar las expectativas inflacionarias, en los ministerios de Economía y Trabajo siguen de cerca el calendario de las negociaciones para avanzar con las conversaciones sectoriales. Esta semana dominará la agenda el conflicto con el gremio bancario, que exige un resarcimiento por 2022 [obtuvo un 94% de suba], el aumento por 2023 [rechazó el 29,5% en tres cuotas por los primeros seis meses] y un alivio en la carga del impuesto a las ganancias, una demanda que las cámaras empresariales rechazaron porque se trata de un tributo aplicado por el Estado.
Cuando comience marzo, se activarán las negociaciones de los encargados de edificios, cuyo desenlance tendrá un impacto directo en las expensas. El año pasado, el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta Horizontal (Suterh), que lidera Víctor Santa María, un sindicalista-empresario muy cercano al Gobierno, logró un 27% de aumentos más un bono de $134.000 que se pagó en forma consecutiva desde julio hasta el mes en curso. Se trató de un aumento de suma fija, en línea con la demanda que reflotó la semana pasada un grupo de sindicatos aliados al kirchnerismo.
Además de los porteros, negociarán en marzo los trabajadores de Entidades Deportivas (Utedyc), el personal no docente de la educación y las industrias vitivinícolas y citrícolas. Para abril, que es cuando comienzan a negociar los gremios más fuertes y representantivos, el Gobierno anhela una baja de la inflación, como deslizó el propio Massa. Ese mes será clave: discutirán la actualización salarial los empleados de comercio, de la construcción y los metalúrgicos de la UOM. También abrirán sus conversaciones los trabajadores de las farmacéuticas, los de la industria láctea, los de la industria de la carne y los empleados del seguro. Camioneros, el gremio que lideran los Moyano, negociará recién entre mayo y junio.
La ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, ratificó que va a “seguir trabajando” para cumplir con la meta inflacionaria del 60 por ciento anual y sostuvo que “la inercia y las expectativas” son dos aspectos “muy influyentes” para lograr ese objetivo.
”Todos tenemos que trabajar generando las condiciones y expectativas para lograr nuestro objetivo que es el que mejor va a garantizar la recuperación de la capacidad adquisitiva de los salarios”, aseguró.